FREDERICHOMS. REUS
Una piel de hormigón que prepara al cliente para el entorno, una valla publicitaria que absorbe hacia el interior y unos contenedores que aguantan la ropa expuesta flotando. Los grafismos y topografía expresan una fuerte identidad de marca.
Para la reforma de este local comercial en Reus, se ha buscado la mínima intervención posible con el mayor resultado. Inicialmente, el local estaba formado por una planta baja, dedicada a exposición, y una primera planta para almacén. Tras extraer las antiguas divisiones y crear un espacio único, se transforma todo el ambiente en un gran escaparate. Con la nueva distribución se aprovechan todos los metros disponibles reservando la zona más interna para el baño, las escaleras y los vestidores.
Authors:
Xavier Claramunt, Pep Valls, Miquel de Mas, Mònica Suñer.
Client:
El local, condicionado por la configuración de la finca, cuenta con dos plantas: la baja de exposición y la alta para almacén, con una superficie total de 82 m2.
La finalidad era que con la mínima intervención y con la utilización de sólo tres materiales, el lugar tomase el carácter necesario para formar parte de la imagen global que tiene todas las tiendas Frederic Homs.
Esta imagen se trabajó conjuntamente con el equipo de grafistas publicitarios, quienes marcaron la base para desarrollar el sistema, que se compone de tres elementos básicos: la valla publicitaria, una piel de hormigón técnico y los contenedores del producto expuesto.
La valla publicitaria es un elemento muy marcado en cada una de las tiendas Frederic Homs, donde la identidad de la marca consigue un potente efecto visual. Las imágenes de la campaña publicitaria se colocan estratégicamente por todo el espacio, cubriendo las puertas de los probadores, en el altillo, e incluso en el techo, convirtiéndose en la iluminación de la tienda.
En la creación de este espacio se emplearon placas de hormigón prefabricado de 100×100 cm que se asentaron en el pavimento existente o se colocaron verticalmente, forrando las paredes. Estas placas, al doblarse, entran a formar parte de un mostrador, de un expositor y del resto del mobiliario del establecimiento. Se optó por este tipo de hormigón puesto que permite ser colocado en seco, atornillado con otras piezas y deja, en su parte inferior, una retícula de canales para poder pasar instalaciones.
Finalmente el mobiliario se completó con la construcción de cajones de metacrilato transparente con la intención de hacerlos desaparecer y así potenciar el producto que parece flotar dentro de la tienda.
El local es una piel de hormigón que prepara al cliente para el entorno, una valla publicitaria que absorbe hacia el interior y unos contenedores que aguantan la ropa expuesta flotando, en estado de suspensión.
Sin embargo, aplicar este esquema propio de la marca fue difícil dadas las dimensiones del local. Por ello se abrió un doble espacio en la entrada que se resigue con la valla publicitaria convirtiéndola en parte de la pared y el techo en el sentido longitudinal del local. De este modo el panel luminoso estira de fuera hacia dentro y de arriba hacia el fondo. El local pasa a ser un gran cartel publicitario abierto a la calle. En esta propuesta en concreto, la gráfica se escapa del panel luminoso deslizándose por una de las paredes laterales, lo que contribuye a enfatizar aún más si cabe su protagonismo. Al fondo, tras la pantalla se ubican los probadores y los accesos al almacén.